Pierre-Gaétan Leymarie nació en Tulle, Francia, el 2 de mayo de 1827. Desde muy joven, para no sobrecargar la economía de su familia, entonces muy numerosa, interrumpió sus estudios y se dirigió a París, para colocarse, y se mantuvo a partir de entonces exclusivamente con su trabajo.
Estando interesado vivamente por las ideas generosas, fue un ardiente republicano, y en ocasión del golpe de estado de 1851 de Napoleón III, se vio forzado a exiliarse. Se instaló en Brasil, donde se hizo ferviente admirador del Espiritismo, y con ayuda de Xavier Linheiro, director en aquel momento de la revista El Reformador, favoreció la difusión en este país del Espiritismo codificado por Allan Kardec, y fue en gran parte el inspirador de ese «Espiritismo socialista» que caracteriza actualmente el movimiento en Brasil.
»Dirigieron entonces circulares explicativas a todos los ayuntamientos, animándoles a reunir adherentes por una suma de 50 francos, y bien pronto una multitud de ellos respondió al llamamiento de la Liga, que entonces procedió de esta manera: A la suma remitida por el alcalde se añadió otra igual, doblándola y habiendo logrado una rebaja del 35% de los editores, remitían al pueblo 135 francos en libros, pagando además el porte y el embalaje.
»La liga no obligaba a escoger determinados libros, pero por regla general se le pedía su dictamen; hubo de formar un catálogo escogido de libros prácticos, científicos, liberales; todos los libreros se pusieron a sus órdenes, consiguiéndose que durante los cuatro primeros años la Liga no necesitase local propio, siendo administrada gratuitamente por M. y Mme. Leymarie.
»Se hizo un llamamiento en la Revue Spirite a los espiritistas, y en los cinco primeros años, millares de francos engrosaron los fondos de La Liga. Bien pronto los más considerados hombres de Ciencia, de la política, de la Banca, quisieron pertenecer a ella, la elevaron hasta llegar a ser un poder respetable y cambió su nombre por el de Liga francesa para la Enseñanza. Todas las personas ilustradas fueron delegadas para los Grupos bibliotecarios y en 1873 en el Palacio del Trocadero, Gambetta presidió a 1.500 primicias intelectuales de Francia, los hombres del verdadero porvenir.
»Cada año, cuando la Liga francesa para la enseñanza celebra sus sesiones, la Cámara de Diputados apoya sus decisiones, porque sabía bien que el progreso intelectual, el más noble patriotismo, y la moral más noble y republicana son sus tendencias, con las que ha fundado ya más de 20.000 bibliotecas en los pueblos y los regimientos.»
En ella se relata:
»A consecuencia de acusaciones falsas, entre las cuales estaba la del propio acusado principal, el fotógrafo Buguet, fueron todos condenados por la justicia humana, lo que les hizo recurrir a instancias superiores. Buguet y Leymarie fueron condenados a 500 francos de multa y a un año de cárcel.
»¿Por qué Buguet se acusó a sí mismo y a Leymarie de fraude?
»Porque el proceso se siguió a instancias del arzobispo de Toulouse. Díjosele a Buguet que sólo podría salvarse si se confesaba culpable del fraude. Viéndose acosado hizo lo que tantas víctimas de la inquisición: confesó a la fuerza.
»Era tal el interés del público por las fotografías espíritas, que llevó al Sr. Arzobispo de Toulouse a publicar un documento pastoral contra el Espiritismo, para «defender las almas de los católicos de esas apariciones obra del demonio», y cuya realidad no era constatada.
»El abogado que defendió el caso de Leymarie dio como referencia en el proceso que la acción judicial es contemporánea a la publicación del documento del Arzobispo.
»Buguet consiguió su libertad escapando a Bélgica, donde se instaló; Firman, otro envuelto en el caso, condenado a 6 meses de prisión y multa de 300 francos, obtuvo su libertad gracias a altas influencias, mas Leymarie, no huyendo de la justicia, aunque humana y falible, dirigió una memoria a la Corte Suprema de Francia, protestando, delante de su Concien-cia y sus hijos (tuvo cuatro), afirmando su inocencia y confiando en las decisiones de aquel órgano supremo.
»Buguet, desde Bruselas, con remordimiento escribe al Sr. Dufaure, entonces ministro de Justicia, afirmando, de una manera clara, sincera y positiva, la ignorancia de Leymarie en todos los procesos por él (Buguet) empleados en los fraudes fotográficos y, consiguiente-mente la inocencia de él. No podrá haber, pues, solidaridad entre Leymarie engañado por Buguet y Buguet engañando a Leymarie.
»Que Buguet era médium y fotografías mediúmnicas verdaderas fueron obtenidas por él, no hay duda, como lo atestiguaron muchas decenas de personas, de diferentes países europeos. Pero el médium, desconocedor de los principios de la Doctrina Espirita, y por demás egoísta, se sir-vió varias veces, cuando nada conseguía con su mediumnidad, del fraude, como él mismo confiesa.
»En la carta mencionada, dirigida al ministro de Justicia, declaraba Buguet, en cierto punto: «Siento haber dicho lo contrario de la pura verdad renunciando a mi mediumnidad y pido perdón a Dios por este acto que deploro, puesto que sirvió para incriminar a un hombre estimable, cuya buena fe se torno sospechosa con mis afirmaciones.»
»De varias partes del mundo, cartas y más cartas llegaban a las manos de Leymarie, confortándolo en el doloroso trance por el que pasaba y ofreciendo todos los préstamos que necesitara. Hasta del mismo Brasil no le faltó el amparo fraternal. Casimiro Leutaud, en nombre de los espíritas de Río de Janeiro, escribe a los miembros de la Sociedad para la continuación de las obras de Allan Kardec en 1876 una carta, rea-firmando la admiración y el respeto que por Leymarie tenían, y la certeza de su inocencia, en apoyo de la cual se apresuraban a colaborar.
»Del propio mundo invisible, voces amigas, sirviéndose de la mediumnidad psicográfica de Leymarie, transmiten a é1 mismo doce páginas consoladoras.
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