Algunos padres se extrañan cuando al tener su primer hijo, en los primeros días, no sienten ese amor del que tantas veces han escuchado hablar a otros padres, ese amor que les llevaría por ejemplo a dar la vida por sus hijos. Pero poco a poco descubren que sí, que lo sienten, y cada día que pasa creen que es imposible amar más a sus hijos. Sin embargo, se equivocan, cada vez los aman más y más.Y es justo ese amor que necesitan los hijos, el amor de los padres.

«Que vuestro corazón no se turbe. Creéis en Dios, creed también en mí. Hay muchas moradas en la casa de mi Padre». (San Juan, cap. XIV, v. 1, 2 y 3). Así se expresó Jesús en sus enseñanzas, dando los primeros datos de otros mundos habitados, invitándonos a tranquilizar la mente y exhortándonos a trabajar unidos en la fe y el porvenir, afirmando que un Universo tan maravilloso y grande no pudo Dios construirlo sólo para los habitantes de la Tierra.

¿Quién no se ha preguntado alguna vez, al mirar el cielo, si hay otros planetas como la Tierra? ¿Si hay otros seres inteligentes como los terrícolas? ¿Desde cuándo lleva el hombre haciéndose estas preguntas? Desde los tiempos más remotos, siempre, en todas las civilizaciones y culturas, celtas, egipcios, griegos… tenemos grandes filósofos, pensadores, religiosos y grandes personas de genio que respaldan la teoría de la pluralidad de mundos habitados.

La evolución histórica del pensamiento espiritual posee una íntima relación con la evolución de los fenómenos espirituales, y más particularmente con la evolución histórica de los fenómenos espíritas. «Los fenómenos espíritas son tan antiguos como el mundo», ha dicho con mucha propiedad Gabriel Delanne (1857- 1926), apóstol del Espiritismo francés, en su obra homónima: Le Phénomène Spirite. 1

Al trabajar el contenido de lo que sería conocido como “la codificación espírita”, los Espíritus superiores anunciaron a Allan Kardec, el Codificador del Espiritismo, que la Tierra se encaminaba hacia una nueva era: la de la regeneración. En aquel entonces, y hasta hace poco tiempo, el Planeta pasaba por un período de transición desde la condición de expiación y pruebas hacia la nueva etapa.1

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