Víctor Hugo escribió: «La música expresa aquello que no se puede decir en palabras y lo que es imposible guardar en silencio». Muchos músicos inolvidables dejaron obras maravillosas para el deleite del ser humano. Presento a cuatros genios de la música que todos conocemos:
Johann Sebastián Bach, del período barroco, dijo: «El único propósito de la música debería ser la gloria de Dios y la recreación del espíritu humano».
Wolfgang Amadeus Mozart: «La música es el único camino hacia lo trascendente».
Ludwig van Beethoven, uno de los compositores más importantes de la historia de la música, decía: «La música constituye una revelación más alta que ninguna filosofía».
Piotr Ilich Tchaikovsky, del período romántico: «En verdad, si no fuera por la música, habría más razones para volverse loco».
La música, como toda manifestación artística, es un producto cultural. Produce una experiencia estética en el oyente, expresa sentimientos, circunstancias, pensamientos o ideas. Estimula y afecta el campo perceptivo del individuo, cumpliendo con variadas funciones (entretenimiento, comunicación, ambientación, meditación, etc.).
En la antigua Grecia, Platón decía: «La música es una ley moral. Ella da un alma al Universo, alas al pensamiento, un impulso a la imaginación, un encanto a la tristeza, la alegría y la vida a todas las cosas. Es la esencia del orden y eleva en dirección a todo lo que es bueno, justo y bello, de lo cual ella es la forma invisible, pero sorprendente, apasionada, eterna».
Mientras que Aristóteles dice: «La música purifica las pasiones y provoca en los humanos una alegría inocente y pura».
León Denis, en el año 1922 escribió en la Revue Spirite una serie de artículos con el título “El Espiritismo en el Arte” en colaboración con dos Espíritus: el Esteta y Massenet, diciendo que: «El Espiritismo viene a abrir para el arte nuevas perspectivas, horizontes sin límites. La comunicación que mantiene entre los mundos visible e invisible, las indicaciones proporcionadas sobre las condiciones de la vida en el Más Allá, la revelación que nos trae de las leyes
de armonía y de belleza que rigen el Universo, vienen a ofrecer a nuestros pensadores, a nuestros artistas, motivos inagotables de inspiración».
Sintonía y vibración son leyes del Universo y, dependiendo de la franja vibratoria donde nos situemos, la música puede ser edificante o no, de ahí que algunas nos atormentan y desequilibran psíquicamente. No existe la música buena o mala, existe “La Música”. Cuando consideramos una obra musical de “mal gusto” que no aceptamos, significa que no sintonizamos con ella por el nivel moral conquistado.
La Revista Espírita fundada por Allan Kardec, año 1858 mes de Mayo, trae reflexiones del Espíritu Mozart con respecto a la música diciendo: «En el planeta donde
vivo, Júpiter, la música está por todas partes: en el murmullo del agua, en el ruido de las hojas, en el canto del viento. Las flores murmuran y cantan; todo produce sonidos melodiosos.
¡La Naturaleza es tan admirable! Todo nos inspira el deseo de estar con Dios. (...)
No tenemos instrumentos: son las plantas y los pájaros los coristas. El pensamiento compone, y los oyentes disfrutan sin audición musical, sin el recurso de la palabra, y eso a una distancia inconmensurable. En los mundos superiores esto es aún más sublime»
El libro Obras Póstumas, de Allan Kardec, en su primera parte presenta información sobre La música celeste y La música espírita. Siendo evocado el Espíritu de Rossini en la Sociedad Espírita de París expuso la siguiente idea:
«La armonía, la ciencia y la virtud, son las tres grandes concepciones del Espíritu: La primera lo extasía, la segunda lo ilumina y la tercera lo eleva. Poseídas ellas en toda su plenitud, se confunden y conforman la pureza».
Los Espíritus hacen referencia a la música celeste en la pregunta 251 de El libro de los Espíritus, diciendo que:
«(…) la música de la Tierra es como el canto del salvaje en comparación con la música celeste. (…) La música (celeste) tiene infinitos encantos para los Espíritus, debido a que desarrolla cualidades sensitivas».
Para hablar de los artistas, escuchemos al Espíritu Emmanuel, psicografía de Francisco Cândido Xavier, en su libro El Consolador, que refiriéndose al arte dice: «Los artistas (…) la mayoría de las veces han sido grandes misioneros de las ideas bajo la égida del Señor, en todos los sectores de la actividad que les es propia, como la literatura, la música, la pintura y escultura. Siempre que su arte se desembaraza de los intereses del mundo –transitorios y perecederos– (…) el artista es uno de los más abnegados misioneros de Dios, por cuanto sabrá penetrar los corazones en la paz de la meditación y del silencio, alcanzando el más alto sentido de la evolución de sí mismo y de sus hermanos en humanidad».
Obras mediúmnicas que nos hablan de la música en el mundo espiritual
Nuestro Hogar, por el Espíritu André Luiz/Francisco Cândido Xavier, capítulo 45 El campo de la Música. Trae la siguiente información: «Nuestros orientadores en armonía absorben rayos de inspiración en planos más altos, los grandes compositores terrestres son, a veces, traídos a esferas como la nuestra donde reciben algunas expresiones melódicas para transmitirlas, a su vez, a los oídos humanos, adornando los temas recibidos con el genio que poseen».
Renuncia, romance mediúmnico del Espíritu Emmanuel/Francisco Cândido Xavier. Trae una historia real del siglo de Luis XIV relacionada con esta tierra española y otros países. Presenta al Espíritu Alcione en cooperación con Espíritus elevados del Sistema de Sírius para traer a la Tierra, en el momento adecuado, elementos de inspiración necesarios para la solución de ciertos problemas del ritmo y la melodía.
Memorias de un suicida, por la médium brasileña Yvonne Amaral Pereira/Camilo Castelo Branco (Espíritu), en la tercera parte, capítulo 4, el hombre viejo, se refiere a Espíritus destacados como Víctor Hugo y Federico Chopin. Éste, tras varias existencias en la Tierra, siempre consagrado al arte o a las bellas letras, mostraba sus mejores energías mentales traduciendo su música en imágenes y narraciones en una variedad maravillosa de temas. Mientras que Víctor Hugo, con su rastro de cultura superior y de arte, mostraba en lecciones inapreciables, la belleza e instrucción de la realidad mental de sus creaciones literarias.
Transición Planetaria, del Espíritu Manoel Philomeno de Miranda/Divaldo Pereira Franco. Habla de su experiencia al escuchar la Misa en si menor de Johann Sebastian Bach, ejecutada por un órgano y acompañada por un coro infantil de esa colonia espiritual Redención.
Alborada Nueva, por el Espíritu Caibar Schutel, psicografía de Abel Glaser. Presenta en el capítulo 10
«Rincón de la Paz», un lugar de esa colonia espiritual donde son realizadas semanalmente sesiones abiertas de música espiritual.
Trayendo nuevamente a Piotr Ilich Tchaikvoski, conocido por los ballets El lago de los cisnes y El cascanueces, la Obertura 1812, la obertura-fantasía Romeo y Julieta entre otras, quedémonos con su invitación: «La inspiración es un huésped que no visita voluntariamente al perezoso».