Igual que hay una escala evolutiva en los hombres, pues unos son más inteligentes, sensibles y humanitarios que otros, la razón nos lleva a pensar que con los espíritus debe suceder lo mismo, pues son los mismos hombres después de dejar el cuerpo físico. Los espíritus van progresando, depurándose, y por lo tanto cambiando de orden, de clasificación. La transición de un orden a otro es imperceptible, como sucede cuando contemplamos el arco iris, donde un color se va difuminando para dejar paso a otro. Así cambiamos de un orden a otro, vamos mejorando, trabajamos en adquirir las virtudes y despojarnos del orgullo y del egoísmo tan arraigados en nuestro ser. Es de gran interés conocer la escala espiritual que se describe en El Libro de los Espíritus, a partir de la cuestión 100, con una clasificación basada en su grado de adelanto, caracterizándose las cualidades adquiridas y las imperfecciones de que han de despojarse.
TERCER ORDEN – ESPÍRITUS IMPERFECTOS
Sus caracteres generales son: Predominio de la materia sobre el Espíritu. Propensión al mal. Ignorancia, orgullo, egoísmo y todas las malas pasiones que son su consecuencia. Tienen la intuición de Dios, pero no lo comprenden. En algunos hay más ligereza que verdadera maldad. Unos no hacen ni bien ni mal, pero simplemente por no hacer el bien denotan su inferioridad. Otros, por el contrario, se complacen en el mal. Sus ideas son poco elevadas y sus sentimientos más o menos abyectos. Sus conocimientos acerca de las cosas del mundo espiritual son limitados. Su carácter se revela por su lenguaje. Todo Espíritu que deje escapar un pensamiento malo, puede ser incluido en el tercer orden.Ven la felicidad de los buenos y ésta les produce envidia y celos.
Este tercer orden lo podemos dividir en cuatro clases:
Espíritus impuros Tienen inclinación hacia el mal y hacen de éste el objeto de sus preocupaciones. Los seres vivos a quienes animan, cuando están encarnados, tienen inclinación hacia todos los vicios que engendran las pasiones viles y degradantes: el sensualismo, la crueldad, la bellaquería, la hipocresía, la codicia y la sórdida avaricia. Hacen el mal por el placer de hacerlo, y por odio al bien escogen casi siempre sus víctimas entre las personas honradas.
Espíritus ligeros Son ignorantes, maliciosos, inconsecuentes y burlones. A esta clase pertenecen los Espíritus vulgarmente designados con los nombres de duendes, gnomos y trasgos, los cuales están bajo la dependencia de los Espíritus Superiores, que a menudo los emplean, como nosotros lo hacemos con nuestros servidores y peones.
Espíritus pseudosabios Sus conocimientos son bastante amplios, pero creen saber más de lo que en realidad saben.
Espíritus neutros No son ni lo bastante buenos para hacer el bien, ni lo suficientemente malos para hacer el mal. Tienen apego a las cosas de este mundo, de cuyos goces groseros sienten nostalgia.
SEGUNDO ORDEN – ESPIRITUS BUENOS
En ellos vemos el predominio del Espíritu sobre la materia y deseo del bien. Sus cualidades y su poder para hacer el bien están en razón del grado a que han llegado: unos tienen la ciencia, otros la sabiduría y la bondad; los más adelantados reúnen el saber a las cualidades morales. Comprenden a Dios. Como encarnados son buenos y benévolos para con sus semejantes; no están movidos por el orgullo, ni por el egoísmo, ni por la ambición. No sienten odio, rencor, envidia ni celos y hacen el bien por el bien mismo. A este orden pertenecen los Espíritus designados en las creencias vulgares con los nombres de genios buenos, genios protectores y Espíritus del bien. En tiempos de superstición e ignorancia se ha hecho de ellos divinidades benéficas.
Se dividen en cuatro grupos principales:
Espíritus benévolos Su cualidad dominante es la bondad. Sus conocimientos son limitados: su progreso ha sido mayor en sentido moral que intelectual.
Espíritus sabios Tienen mayor aptitud para las cuestiones científicas, de las que se ocupan.
Espíritus sensatos Su carácter distintivo es tener unas cualidades morales del orden más elevado.
Espíritus superiores Reúnen el conocimiento, la sabiduría y la bondad.
PRIMER ORDEN – ESPÍRITUS PUROS
Caracteres generales: Influencia nula de la materia. Superioridad intelectual y moral absoluta con relación a los Espíritus de los otros órdenes. Han recorrido todos los grados, despojándose así de todas las impurezas de la materia. Son los mensajeros y los ministros de Dios, cuyas órdenes ejecutan para el mantenimiento de la armonía universal. Comandan a todos los Espíritus que les son inferiores, ayudándolos a perfeccionarse y asignándoles su misión.
Como podemos apreciar, después de haber comprendido la Escala Espírita, la benevolencia y misericordia de nuestro Padre nos permite tener un mismo principio al crearnos sencillos e ignorantes. Nos permite crecer, dejando que usemos nuestro libre albedrío, para que con nuestro esfuerzo consigamos superar los obstáculos de la ignorancia. Así, con nuestro esfuerzo, podremos ir conquistando orden tras orden de esta escala hasta llegar a la perfección y una vez conseguida dedicarnos por entero a servirle y a ser útiles a nuestros hermanos, a la humanidad. Este es el objetivo y no el estar sentados en el paraíso sin ocupación alguna