«El Espiritismo es una ciencia que tiene por objeto la demostración experimental de la existencia del alma y de su inmortalidad, por medio de comunicaciones de los que han sido impropiamente llamados muertos. Desde que se iniciaron las investigaciones sobre este tema, hace casi medio siglo, hombres de ciencia del más alto valor han consagrado largos años de estudio a constatar los hechos que están en la base de esta ciencia, y que han sido unánimes al afirmar la total autenticidad de estos fenómenos que parecían fruto de la superstición y del fanatismo»
París, mediados del siglo XIX. Como es costumbre, un grupo de varios médiums de notable conocimiento se reúnen para el estudio de la Doctrina Espírita. Entre ellos está un joven con gran valía intelectual, capacidad de raciocinio y comprensión de los principios extraídos de las instrucciones de los espíritus. Esas cualidades otorgan a Gabrielle Delanne la figura de mayor estudioso del ámbito científico del Espiritismo. Junto a León Denis, se consagró como uno de los continuadores del trabajo realizado por el codificador. Años después, Delanne y Lenis pasaron a ser conocidos como los Apóstoles del Espiritismo.
INFANCIA Y MEDIUMNIDAD
François-Marie-Gabriel Delanne encarnó en el seno de una familia simple y honesta. Su padre, Alexander Delanne, y su madre, Marie-Alexandrine Didelot Delanne, eran espíritas de convicción, con un compromiso serio por sus deberes espirituales.
El Sr. Delanne, junto a otros 6 espiritistas convictos, fundó la Liga Parisiense de Ensino. Estaba muy inmerso en los estudios de la Doctrina, tanto como ayudante de Allan Kardec, como miembro de la dirección de la Sociedad Espírita. La Sra. Delanne, por otro lado, poseía una mediumnidad desarrollada, por lo que fue participe en la tarea de la Codificación del Espiritismo.
Las tareas de ambos progenitores traían consigo una atmósfera idónea para el trabajo a realizar por Gabriel. La enseñanza espírita desde la infancia consolidó su carácter, y tan consciente se encontraba de estas realidades que afirmó en una entrevista, acerca de su relación con la Doctrina: “Mis recuerdos se remontan al año 1860. Mi padre era espírita, tanto, que aprendí el francés escuchando sus conversaciones sobre Espiritismo, como sus explicaciones y sus raciocinios sobre el asunto. Así que formé mi consciencia acerca del Mundo y la criatura por la práctica diaria de esos argumentos paternos”.
Gabriel comenzó a estudiar en el colegio de Clunt y, más tarde, junto a su hermano Ernesto, en el colegio de Gray. Sus brillantes resultados académicos le abrieron las puertas de la Escuela Central de las Artes y Manufacturas, aunque, más tarde, por las dificultades materiales de la familia, tuvo que abandonar temporalmente.
Desde pequeño, Delanne observó y colaboró con naturalidad en las reuniones mediúmnicas que su padre realizaba en el hogar familiar, y a las que en más de una ocasión asistió Allan Kardec. Años más tarde abandonó el trabajo mediúmnico para dedicarse a la divulgación y el estudio científico de la Doctrina Espirita.
CIENTÍFICO Y DIVULGADOR ESPÍRITA
En la primera reunión de grupos espiritas franceses que se realizó en 1882, Delanne fue nombrado secretario para la conformación de una Unión Espirita Francesa, la que un año después llevaría a la creación de la Federación Franco-Belgo-Latina. Gabriel siguió estudiando las obras dadas por Allan Kardec y escribió artículos como colaborador de la revista Le Spiritisme. El joven se estaba consolidando como uno de los mayores trabajadores de la doctrina en el país galo.
Su primera obra, El Espiritismo Ante la Ciencia, vio la luz en 1885, el mismo año que León Denis también publicaba por primera vez El porqué de la vida. La obra de Delanne generó mucha controversia por la descripción tan detallada de los cuerpos fluídicos, de las relaciones entre la ciencia y el Espiritismo, con la que gran parte de la comunidad científica materialista discrepaba.
Delanne realizó varios viajes como conferenciante y divulgador entre 1886 y 1890. En uno de esos viajes, en 1893, su hermano Ernesto desencarnó, y un año después lo hizo su madre, la señora Alexander.
En julio de 1896 fundó una de las revistas científicas de espiritismo con mayor importancia, la Revista Científica y Moral del Espiritismo, que serviría de difusora espírita desde el ámbito más científico, examinando en muchos de sus artículos todos los aspectos claves de la doctrina. De entre ellos publicó uno muy controvertido, sobre la relación de los rayos X con la doble visión de los sonámbulos y médiums. Gabriel Delanne era, pues, considerado exponente real de trabajo y abnegación espírita a nivel mundial.
Años después, Gabriel ocupa el cargo de presidente de la Sociedad Francesa de Estudios de los Fenómenos Psíquicos, una tarea de paciencia absoluta, acogiendo a personas con ideas muy diversas de cada uno de los puntos de vista que se podía tener acerca del Espiritismo. Esta Sociedad realizaba estudios desde el punto de vista más racional, acercando la realidad espirita a todos aquellos que no comprendían las enseñanzas codificadas.
El trabajo de Gabriel Delanne nunca se apartó del análisis y la divulgación de lo que para él era su vida, el estudio serio de los pilares del espiritismo: ciencia, filosofía y moral. Tras numerosas charlas, congresos, estudios, artículos y libros, Gabriel había dejado una obra de un valor inigualable.
DETALLES DE SU OBRA
Gabriel Delanne, ingeniero de profesión, y espírita de convicción, dedicó toda su vida y su intelecto a la demostración científica de la existencia del alma y su supervivencia tras la muerte del cuerpo físico. Su objetivo transitaba por el camino de la investigación experimental, como el método de aportar certeza e irrefutabilidad a que el ser humano trasciende del cuerpo físico, existiendo un ser energético (periespíritu y espíritu), y que dicha existencia da al pensamiento y a la personalidad del hombre una continuidad tras la muerte del cuerpo carnal.
Este postulado es estudiado, defendido y argumentado en todos los ámbitos del que el apóstol científico del espiritismo formaba parte. En una de las ocasiones, tuvo la oportunidad de pedir la creación de un laboratorio dedicado al alma y su influencia en el ser viviente en el Instituto Metapsíquico del que era estudioso y profesor.
Estos estudios se constataron en las siguientes obras, constituyendo fundamentales para todo espírita: El Espiritismo ante la Ciencia; El fenómeno espirita; La evolu ción anímica; El Alma es inmortal; Estudios sobre mediumnidad; Las apariciones materializadas de vivos y difuntos; La Reencarnación, Katie King y La Voz de los Muertos.
Todos esos volúmenes, pretendiendo que el espiritismo traspasara la barrera de la creencia para llegar a ser un hecho de naturaleza certera y comprobable, llevan a considerar a Gabriel Delanne como uno de los mayores exponentes del espiritismo universal, que de manera infatigable y altruista trabajó sin desfallecer por la doctrina, y por ende, por la ciencia y la razón.
Desde pequeño Gabriel sufría ataxia, lo que le impedía caminar correctamente. Su estado fue empeorando, pero en el período de la I Guerra Mundial su situación se vuelve irreversible. A partir de entonces su hija, Suzanne, a la que había adoptado con 7 meses de edad, y su prima Matilde, se convierten en su sustento y apoyo para el día a día. En esa época Delanne vivía en la villa Monmorency, en Autenil, propiedad de una amiga que cedió su hogar para que el estudioso pudiese pasar sus últimos días.
Totalmente ciego, tras varios achaques y dolores, Gabriel Delanne desencarna el 15 de febrero de 1926, a los 69 años, tras dedicar una vida de forma intensa a los estudios. Los funerales se celebraron en Pere Lacahise, lugar escogido por el deseo de que su cuerpo fuera incinerado y colocado junto a los restos de su familia y muy cerca de su mentor, Allan Kardec.
El hombre, que a pesar de todas las dificultades materiales y físicas con las que vivió, siguió trabajando de manera incansable hasta su regreso a la patria espiritual, es un ejemplo de trabajador espírita. En el extracto de un artículo de la revista Lumen, dedicado a Delanne in memorian, resume su vida y obra, y cómo le veían sus amigos y compañeros espíritas:
“¡Salve, salve al incansable obrero! ¡Salve al apóstol meritísimo! Los que nos honramos ayer con su amistad, procuraremos honrarnos hoy y el resto de nuestra vida imitando su conducta. ¡Delanne, inspíranos!”
Bibliografía:
Gabriel Delanne, sa vie, son apostolat, son oeuvre, por Paul Bodier y Henri Regnault
Revista La Luz del Porvenir abril 1926
Revista Reformador diciembre de 1977 (Sylvio Brito Soares) y setiembre de 1999 (Suely Caldas Schubert)