El espíritu, precisa de un intermediario semimaterial (su cuerpo espiritual o periespíritu), que participe tanto de las propiedades de la materia densa como de las características de la vida espiritual, facultándolo para actuar en los mundos densos.

PROPIEDADES DEL PERIESPÍRITU

1. UNICIDAD. No hay periespiritus iguales, ni almas idénticas. El espíritu siempre conserva su individualidad, que se refleja en su periespíritu, fruto de todas sus conquistas evolutivas, que son únicas y propias. Con el proceso evolutivo disminuyen las diferencias y crece la armonización entre almas, sin que se pierda la individualidad.

2. PERENNIDAD. El periespíritu participa de la inmortalidad del alma, del que es inseparable, inasequible a la destrucción por la muerte, es el instrumento del alma que se construye y se perfecciona a través de los milenios.

3. VISIBILIDAD. El periespíritu en su estado normal etéreo, es invisible a los ojos físicos, aunque no lo es para los Espíritus. Los menos adelantados perciben el cuerpo espiritual de sus afines; los espíritus superiores pueden percibir la intimidad periespiritual de los desencarnados y encarnados. Son raros los médiums videntes, que pueden distinguir completamente el periespíritu, aunque eventualmente pueden captar sus proyecciones. Puede hacerse visible por medio de la materialización con su soporte ectoplásmico, apareciendo la TANGIBILIDAD total o parcial, con todas las apariencias de vida, ofreciendo resistencia como la de un cuerpo sólido, hablan, tocan instrumentos musicales físicos y desaparecen súbitamente.

4. DENSIDAD. El Periespíritu, que es materia sutil, presenta una cierta densidad. En los más evolucionados es más sutil, en los inferiores se aproxima más a la materia densa, lo que explica, que como desencarnados conserven por mucho tiempo las ilusiones de la vida terrestre. Tal densidad en la dimensión espiritual, le otorga un peso específico propio (PONDERABILIDAD) pero, como encarnado, tal peso específico no es posible de ser detectado por medio de instrumentos físicos hasta ahora conocidos, por lo que, en el aspecto físico sería prácticamente imponderable. Nuestra posición mental determina la densidad y peso específicos, relacionados pues, con el grado de evolución del alma. A menor densidad, el periespíritu desarrolla la LUMINOSIDAD y la intensidad de la luz en razón directa también a la pureza del espíritu, siendo que, las más pequeñas imperfecciones morales la atenúan y la debilitan.

3. EXPANSIBILIDAD. El periespíritu (indivisible) por su naturaleza fluídica, puede expandirse ampliando su campo de sensibilidad y percepción (no se halla encerrado entre los límites del cuerpo físico como dentro de una caja). Forma en torno del cuerpo una especie de atmósfera fluídica que el pensamiento y la fuerza de voluntad pueden dilatar, en mayor o menor grado. Son los fenómenos de exteriorización de la sensibilidad por el desdoblamiento, que se dan en estado hipnótico, en los fenómenos anímicos o de emancipación del alma, en las donaciones fluídicas y en los procesos mediúmnicos. De ahí evoluciona en mayor grado hacia la BICORPOREIDAD, donde el espíritu puede presentarse con su cuerpo físico y con un cuerpo fluídico exteriorizado, que puede tener mayor o menor densidad y ser más susceptible de ser visto y tocado.

5. PLASTICIDAD. Sufre modificaciones continuadas en la forma y apariencia por la acción del pensamiento reflejándose en el mismo. Los espíritus superiores, readaptan su forma para expresarse en los mundos inferiores. Los espíritus pueden plasmar la apariencia de aquella forma que tuvo en encarnaciones pasadas, mostrándose con deformidades, trajes, particularidades de su fisonomía, que le permitan ser identificado. Existen transformaciones patológicas del periespiritu, como el Monoideismo, en el que llega a producirse estados de retractibilidad del tejido periespiritual originando los ovoides. Puede ser inducido por obsesores y asumir formas animalescas, como es la zoantropía. La reducción periespiritual pre reencarnación, es donde la plasticidad se hace más evidente.

6. MUTABILIDAD. Por su plasticidad solo induce a una modificación transitoria y superficial del periespíritu, sostenida por la mente, pero el periespíritu sufre modificaciones en relación a su estructura y forma, durante el largo proceso evolutivo, encarnación tras encarnación. La elevación de los sentimientos, la pureza de la vida, los impulsos hacia el bien, las
pruebas y sufrimientos pacientemente soportados, depuran poco a poco las moléculas periespirituales. Como una acción química, ellos consumen las partículas groseras y solamente dejan subsistir las más delicadas, tornándose más diáfano y consecuentemente más delicada su forma, para algún día resplandecer.

7. PENETRABILIDAD. Por la naturaleza etérea del periespíritu, puede atravesar la materia, como la luz atraviesa los cuerpos transparentes. Así, los espíritus pueden entrar en un recinto totalmente cerrado. En niveles menos adelantados, los espíritus muchas veces no consiguen atravesar los obstáculos materiales simplemente por ignorar que lo pueden hacer. La ignorancia o la incertidumbre disminuyen sus aptitudes y consecuentemente, su poder de acción.

8. SENSIBILIDAD. Cuando desencarnado, ve, escucha y siente con todo su cuerpo espiritual, al contrario ocurre en la percepción del encarnado, que lo hace por sentidos físicos con sus localizaciones anatomofisiológicas (la sensibilidad está parcelada).

9. ASIMILACIÓN, ABSORCIÓN Y SENSIBILIDAD MAGNÉTICA.
El periespíritu es de naturaleza idéntica a la de los fluidos espirituales, por ello, los asimila con facilidad como una esponja se embebe de líquido, tanto los benéficos como los pestilentes. También lo es a influencias de la energía ambiental (psicosfera) y es capaz de absorber, asimilar y transmitir la energía espiritual que capta o recibe. El pase es el mejor ejemplo.

10. OLOR Y TEMPERATURA. Así como ocurre en la Tierra, cada espíritu se caracteriza por una exhalación peculiar. El periespíritu muestra una temperatura propia, relacionada con el grado de evolución del
Espíritu.

FUNCIONES DEL PERIESPÍRITU

A. FUNCIÓN INDIVIDUALIZADORA. Es el que individualiza, personifica, identifica al espíritu y configura la apariencia humana después de la muerte del cuerpo físico, El alma es única y diferenciada, y su periespíritu como su envoltura perenne, la refleja, asegurando su exclusiva identidad. Se trata de una identidad que se refiere a su propia historia, a sus características evolutivas particulares. En esto, el factor memoria, que se refleja en el tejido periespiritual, asegura la continuidad de la vida psíquica en los distintos niveles
existenciales, marcando de esta manera la identidad del alma. Tal identidad, que son las cualidades positivas y negativas, se transmiten en el estado de encarnado, al cuerpo físico, pero este, no siempre las refleja completamente.

B. FUNCIÓN ORGANIZADORA. El periespíritu organiza el huevo fecundado. La causa de la morfología y de las funciones del embrión, no se deben solo a la dotación genética de los padres, sino al periespíritu, que tiende a plasmar sus caracteres de la última encarnación. Orienta al embrión hacia la diferenciación celular (organogénesis) para formar cada órgano característico de la especie humana, imprimiendo incluso las de naturaleza patológica, debiendo sufrir mutilaciones y enfermedades benéficas, inhibiciones y dificultades orgánicas de carácter inevitable en función de la gran ley de causa y efecto.

C. FUNCIÓN SUSTENTADORA. El periespíritu se impregna de energía vital que transfiere al vehículo físico, conservándolo en la vida adulta, durante el tiempo preciso. Insensible a las causas de desagregación y destrucción que afectan al cuerpo físico, asegura la estabilidad de la vida adulta en medio de la continua renovación celular (los tejidos se renuevan cada cierto tiempo), manteniendo su forma física interna como externa.
D. FUNCIÓN INSTRUMENTAL. El periespíritu es el instrumento del alma en su interacción con los medios espirituales y físicos. Desempeña un papel fundamental en el mantenimiento y cumplimiento de los fenómenos psicológicos y, hasta cierto punto, sobre los fenómenos fisiológicos y patológicos. El periespíritu no es el pensamiento del espíritu, pero sí su intermediario, impregnándose del mismo; allí se proyecta y se refleja como en un espejo, donde toma cuerpo y se fotografía, creando imágenes fluídicas (ideoplastias), variables de acuerdo con la carga emocional, influyendo en los centros de fuerza, en el sistema neuroendocrino y en el conjunto celular. Nuestra mente identifica nuestra real posición evolutiva.

Funciones Neurofisiológicas: Es el órgano sensitivo del espíritu. Cuando las sensaciones vienen del exterior, el cuerpo recibe la impresión, el periespíritu la transmite y el espíritu la recibe. Cuando el acto se origina en el espíritu, este decide, el periespíritu transmite y el cuerpo ejecuta.

En los procesos patológicos, se encuentra desarmonizado por nuestros actos pretéritos, con distorsiones y contenido miasmático, que al ser vertidos en los tejidos físicos, instauran la enfermedad física o psíquica.

E. SEDE DE LA MEMORIA. Es el archivo imperecedero de todo nuestro pasado milenario, incluidas las etapas recorridas en los reinos inferiores de la naturaleza.

F. EN LA MEDIUMNIDAD. El fluido periespiritual es el agente de los fenómenos mediúmnicos, que no pueden operarse sino por la acción recíproca de los fluidos espirituales emitidos por el médium y por el espíritu. La existencia de la mediumnidad se apoya en la
naturaleza más o menos expansible del periespíritu del médium y en su mayor o menor facilidad de asimilación de los fluidos.

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