El periespíritu juega un papel fundamental en las comunicaciones mediúmnicas. Configurado bajo las órdenes del cuerpo mental del espíritu, será la base de todo el proceso de intercambio entre el médium encarnado y el espíritu comunicante. Para que se produzca dicho proceso, las frecuencias mentales deberán estar adecuadamente sintonizadas, y para ello, se requiere la ayuda magnética de los mentores del plano espiritual.
Lo que exponemos a continuación, puede variar en forma y desarrollo, en función de las dificultades y objetivos de cada caso concreto.
Son muchos los tipos de mediumnidad. En este caso, nos centraremos en el entorno de la reunión mediúmnica en un Centro espírita, y describiremos el proceso psicofísico necesario para que se produzca una comunicación a través de psicofonía consciente (comunicación de los espíritus a través de la voz de un médium, también llamada mediumnidad de incorporación):
Como preparación, primeramente se produce un dialogo entre el mentor y el espíritu comunicante (exceptuando casos de espíritus sufrientes en procesos de alienación mental, que son llevados a las reuniones totalmente desorientados). Se le invita a meditar sobre la importancia del acontecimiento y se le recuerda que va a utilizar un organismo neuromuscular que no le pertenece. En la mayor parte de los casos se le conduce, con algunas horas de antelación a la reunión, al lado del médium, con el fin de facilitar el trabajo de armonización vibratoria entre ambos. Lo ideal en este acercamiento, es que se trabaje en una atmósfera confortadora y apacible, pero no siempre es así. Muchas veces las dificultades del entorno del médium, o éste mismo como ser humano, susceptible a las vicisitudes o desequilibrios de la esfera carnal, hacen este trabajo todavía más complicado.
El mentor realiza pases magnéticos fortaleciendo el sistema nervioso del médium, tanto en sus fibras nerviosas, como en las células gliales (que dan soporte a las neuronas, sobre todo en la organización de los niveles de neurotransmisores en las sinapsis). Posteriormente, se forma una especie de cordón fluídico que liga a ambos. Se solicita al espíritu que hable con el médium con todas sus energías mentales. Este último registra inconscientemente su presencia y su lenguaje, bajo la forma de figuración y memorización, aparentemente imaginarias, en la esfera del pensamiento. Este singular dialogo psíquico, ayuda a sintonizar a ambos.
Una vez se encuentren todos los participantes al recinto de trabajo en el Centro espírita, comienza la preparación del médium en su sistema endocrino. De un modo general, se proporcionan recursos para la normalización de todas sus glándulas.
La mediumnidad es una función de sensopercepción. Al igual que cualquier función de este tipo, para ejercerla es necesario que haya un órgano que capte y otro que interprete. La epífisis o pineal (como glándula de la vida mental y de la mediumnidad), juega un papel fundamental en el proceso, facilitando, entre otras cosas, la expansión del periespíritu para la conexión de los campos biomagnéticos de espíritu comunicante y médium. Esta glándula capta vibraciones del espectro electromagnético, traduce las emociones de nuestros pensamientos y la energía del mundo espiritual, archivándola e interactuando con el cerebro de las más distintas formas (la pineal forma cristales de apatita). Cuanto mayor es la concentración de estos cristales, mayor es la mediumnidad de la persona, puesto que tiene más facilidad para absorber el campo electromagnético y captar informaciones. La activación de estos cristales es adrenérgica, pudiendo darse taquicardias, aumento del flujo renal o circulación periférica disminuida. Es posible visualizar estos cristales en una tomografía.
Para el trabajo magnético de los mentores sobre el sistema nervioso y endocrino del médium, se accionan los centros de fuerza, que están conectados a ambos sistemas del organismo (exceptuando el centro de fuerza coronario, que controla todos los otros centros y que no está vinculado a ningún plexo nervioso, asociándose a todo el encéfalo y conectándose a la glándula pineal).
Posteriormente, comienza la tarea de ayuda todas las células de la corteza cerebral del médium, a los órganos del lenguaje y a las piezas y músculos del centro del habla, especialmente sobre la región de la glotis (en nuestro cerebro, las células nerviosas de la corteza motora primaria están directamente comunicadas con las células que causan las contracciones musculares de nuestro cuerpo. En el hemisferio izquierdo, se encuentra el área de Broca, donde reside la capacidad del habla. Esta región de Broca, está comunicada con la porción de la corteza motora primaria que controla los músculos de los labios, la lengua y la garganta).
En el transcurso de este proceso, suele dar comienzo el trabajo del equipo de encarnados. Con la oración general de inicio, se logra el efecto de equilibrio vibratorio del ambiente. El médium se aleja de su cuerpo a una distancia variable de algunos centímetros, mientras que, el espíritu comunicante se inclina y se une a el, en un sutil proceso de injerto neuropsíquico, a la manera de alguien que se asoma por una ventana. Se pueden observar entonces unos pequeños hilos brillantes que unen la frente del médium, desligado del cuerpo físico, al cerebro del periespíritu de la entidad comunicante. Esto provoca una corriente magnético-nerviosa, a través de la cual el médium le controla. Conocerá las palabras en formación, valorándolas previamente y reservándose el derecho a corregirlas ante cualquier extralimitación. Los impulsos mentales del espíritu, repercuten sobre su pensamiento como resonancia.
El espíritu hace uso del órgano vocal, reviviendo sus propios sentidos al contacto con las fuerzas nerviosas del médium. Se produce entonces la comunicación...
Vivimos entre las fuerzas con las cuales nos sintonizamos, por lo que se hace necesaria la vigilancia con respecto a nuestros actos y, por supuesto, nuestros pensamientos. Atraemos lo que emitimos por sintonía vibratoria. El amor es la fuerza mas poderosa. La mediumnidad es un medio, un rescate, una oportunidad divina, que se nos ofrece para amar.
Bibliografía:
El libro de los médiums Allan Kardec
Periespíritu – Zalmiro Zimmerman
Espíritu, periespíritu y alma – Hernani Guimaraes Andrade
Teoría corpuscular del espíritu Hernani Guimaraes Andrade
En los dominios de la mediumnidad André Luiz
Evolución en dos mundos André Luiz
Mecanismos de la mediumnidad André Luiz
Misioneros de la luz André Luiz
Conversando sobre mediumnidad Cairbar Schutel
Amanecer de una nueva era Manoel Philomeno de Miranda
Trastornos psiquiátricos y obsesivos Divaldo Franco
Fisiología de la conducta Neil R. Carlson
Investigaciones del Dr. Sergio Felipe de Oliviera