El espiritismo español florece. Si lo hacemos bien, las próximas generaciones podrán recoger los frutos del trabajo de los obreros de hoy, que con paciencia y amor aran la árida tierra.
Hace pocos días se ha celebrado en Ciudad Real la reunión anual de Comisiones de la Federación Espírita Española, en un clima de hermandad, respeto y unión. Durante toda una jornada se han presentado los trabajos realizados durante el año anterior y también, todos aquellos que durante el presente se pondrán en marcha. Regresamos a casa conscientes de la importancia y la necesidad del trabajo y de más trabajadores.
El espíritu es el principio inteligente, individual e inmortal; creado simple e ignorante, contiene en germen todas las facultades superiores que está destinado a desarrollar por medio de su trabajo y esfuerzo.
Podemos leer en la pregunta 540 de “El Libro de los Espíritus”: "Todo se encadena en la naturaleza, des-de el átomo al arcángel, que a su vez también co-menzó en el átomo."
El espíritu ha dejado atrás innumerables experien-cias en los reinos menores, como tiempo de incuba-ción en el llamado principio espiritual. Como crisáli-da de la futura conciencia, atraviesa lentamente los círculos elementales de la Naturaleza auxiliado por la interferencia indirecta de las inteligencias superiores.
Todos aquellos que habitamos la Tierra, debemos conocer y comprender que vivimos en un mundo de expiaciones y pruebas, que se encuentra habitado, salvo excepcio-nes, por espíritus comprometidos por nuestros pasados, pero con la esperanza de evolucionar hacía el bien para colabo-rar en un mundo de regeneración ajustándonos a la Ley de la Evolución.
En la Codificación Espírita, principalmente en el libro El Genesis en su capítulo XV, hay muchas explicaciones para los llamados “milagros” de Jesus. En la literatura espírita y en la Internet, encontramos varios artículos acerca de estos acontecimientos.
En el comienzo de La génesis – los milagros y las predicciones según el espiritismo (1) encon-tramos la siguiente afirmación:
La doctrina espírita es el resultado de la en-señanza colectiva y concordante de los Espíritus. La ciencia está llamada a constituir la génesis de acuerdo con las leyes de la naturaleza. Dios prue-ba su grandeza y su poder a través de la inmutabili-dad de sus leyes, y no mediante su derogación. Para Dios, el pasado y el futuro son el presente.
Tanto la ciencia tradicional como la ciencia espírita actúan en la búsqueda de la verdad. A veces escu-chamos o leemos que no es posible al alguien apre-hender la verdad porque ella es relativa. Pero, más acertado será decir que relativa es nuestra capaci-dad de entendimiento. La verdad, para ser verdad, necesariamente tiene que se absoluta.