El estudio de la Doctrina Espírita nos amplía progresivamente la comprensión de la Ley Natural, ayudándonos a evolucionar moral y espiritualmente. En el camino de la evolución, nuestra moral y espiritualidad. Necesidades morales y espirituales aparecen paralelamente a la conciencia moral y espiritual, siendo casi nulas en el ser primi-tivo y predominantes en el espiritualizado.
La cuestión del vegetarianismo es ampliamen-te tratada en la doctrina espírita desde la óp-tica del ser. Desde esta visión, el estudio de la doctrina espírita adquiere una perspectiva más amplia, más universal, no solo humana, que lle-va a considerar la evolución espiritual de to-dos los seres en su camino evolutivo hacia Dios.
El Libro de los Espíritus (ELDLE) y el vegetarianismo
La pregunta 71 de ELDLE agrupa a todos los seres pensantes en un mismo grupo, independientemen-te de si su pensamiento es racional o irracional, por-que "...poseen, además, un principio inteligente que les otorga la facultad de pensar.”(1).
Estudiando la Codificación espírita desde la óptica del Ser, las leyes universales se observan de una for-ma más amplia. El "no matarás" cobra sentido uni-versal; el amor y la misericordia de Dios se compren-den mejor alcanzando a todas las criaturas, todas ellas al servicio de "...la ley del amor y unión de to-dos los seres, ley divina que debe llevar a la unidad, objetivo y fin del Espíritu."(2), y comprendiendo me-jor la afirmación: “Sed dulces y benévolos con todo lo que os sea inferior. Proceded igual con los seres más ínfimos de la Creación, y habréis obedecido a la ley de Dios.”(3).
Por otro lado, hay que tener en cuenta que la Ley Natu-ral se aplica a todos los seres independientemente de su grado evolutivo, despertando en cada uno las ne-cesidades correspondientes a su estado de evolución.
El instinto de conservación nos habilita a disponer del tipo de alimentación que nuestro cuerpo necesi-te, ya que "impone al hombre el deber de mantener sus fuerzas y su salud, para dar cumplimiento a la ley del trabajo. Por tanto, debe nutrirse según su orga-nismo lo requiere” (4) pero sin olvidar que "Jamás el abuso fue un derecho" (5) y que "...La ley natural traza al hombre la frontera de sus necesidades. Cuando la traspone, es castigado mediante el sufrimiento."(6).
El abuso se encuentra justo al otro lado de la fron-tera de nuestras necesidades. Nuestras necesida-des de alimentación dependen hoy principalmente de nuestros hábitos, poco saludables en muchos de ellos, y no tanto de nuestra constitución física, puesto que tenemos hoy en día acceso a multitud de alimentos vegetarianos que nos permiten llevar una vida saludable. Por tanto, hoy en día, la frontera que nos separa del abuso está cada vez más cerca de la puerta de nuestra conciencia puesto que nor-malmente tenemos disponible amplia información, libertad y posibilidades de elegir el tipo de alimentación que queramos, siempre mediante un proceso de adaptación más o menos progresivo y tutelado.
El abuso y la imprevisión de nuestros hábitos están llegando al límite la explotación de los recursos na-turales de la Tierra. Científicamente se ha demos-trado que la ganadería extensiva es culpable de gran parte del cambio climático, de la desertización de la Tierra, de la falta de agua en un futuro próxi-mo, de la contaminación de aguas fluviales y de la constante tala de grandes extensiones de bos-ques para producir soja transgénica que necesita el constante aumento de la producción ganadera.
“El Libro de los Espíritus” nos explica al res-pecto que "...no es la Naturaleza la impreviso-ra, sino el hombre, que no sabe administrarse".
"La tierra produciría siempre lo necesario si el hombre supiera contentarse con ello. Si la tie-rra no basta a todas sus necesidades es porque el hombre emplea en lo superfluo lo que podría destinar a lo necesario." (7). "La tierra produci-ría siempre lo necesario" deja meridianamente claro que la alimentación vegetariana es la clave para la sostenibilidad de la Tierra, resolviendo mu-chos de los problemas anteriormente planteados.
El Evangelio según el Espiritismo
“El Evangelio según el Espiritismo” nos muestra la responsabilidad del superior sobre el inferior para tutelarlo y acompañarlo en el camino evolutivo, así como de la unión de los seres en el camino del progreso y de la bondad de Dios abarcando a todos ellos, no solo a la humanidad: "El progreso es una de las leyes de la naturaleza. Todos los seres de la creación, sean animados o inanimados, están so-metidos a él por la bondad de Dios, que desea que todo crezca y prospere". Por tanto, todos los seres progresan constantemente: "...Al mismo tiempo que los seres vivos progresan moralmente, los mun-dos en que ellos habitan progresan materialmente. Quien pudiera acompañar a un mundo en sus diver-sas fases, ... lo vería... ofrecer a sus habitantes una morada más agradable a medida que estos avan-zan en el camino del progreso", unidos por la bon-dad de Dios y la ley de progreso, "...De ese modo, marchan paralelamente el progreso del hombre, el de los animales, que son sus auxiliares..." (8).
Existe por tanto una responsabilidad como la del hermano mayor sobre el hermano menor, seres progresando paralelamente, para que la voluntad de Dios se cumpla en todas sus criaturas y progre-sen en paralelo y prosperen hacia "una morada más agradable". Porque "Dios no abandona a ninguna de sus criaturas. En lo profundo de las tinieblas de la inteligencia yace, latente y más o menos desa-rrollada, la vaga intuición de un Ser supremo." (9).
Es obligación de la humanidad más evolucionada el ayudar a los seres inferiores en evolución en base de la Ley de Amor y Unión, de tal forma que "... El hom-bre que cumple su deber ama a Dios más que a las criaturas, y a las criaturas más que a sí mismo.”(10).
La Génesis y el vegetarianismo
El libro de “La Génesis” expone directamente que los animales no son esclavos de la humanidad: "El orgullo llevó al hombre a decir que todos los ani-males fueron creados para subvenir a sus necesi-dades... ¿Cómo sostener tal tesis...?... esas especies tenían su razón de ser y su utilidad. Dios no pudo crearlas por un capricho de su voluntad y por el placer de luego aniquilarlas, ya que todas poseían instintos, el sentimiento del dolor y el bienestar. Entonces ¿qué finalidad pudieron haber tenido? Sin duda una finalidad soberanamente sabía a la que no estamos en condiciones de comprender aún.
Tal vez un día se le permitirá al hombre co-nocerla para confundir su orgullo."(11).
Profundizando en “La Génesis”, estudiando el tipo de necesidades relativas a cada estado evolutivo, vemos que se nombran distintas etapas evolutivas. En una primera etapa nuestras necesidades son puramente materiales, donde la inteligencia, cuando va separa-da del sentido moral lleva a los instintos a convertir-se en pasiones, “...Pero una vez superada esa etapa, aparecen otras necesidades: al comienzo ellas son semimorales y semimateriales, y más tarde exclusi-vamente morales. En ese momento el espíritu domi-na a la materia. Si se sacude el yugo que lo aprisiona-ba, avanzará por la vía providencial, se aproximará a su meta. Si, por el contrario, se deja dominar por la materia, se retardará y asemejará al bruto.”(12).
Cuando esto ocurre, si nos dejamos dominar por la materia, además de retrasarnos, tenemos que "...lo que antes era un bien, porque era una nece-sidad de su naturaleza, se convierte en un mal por dos motivos: 1o) Porque ya no es una necesidad, y 2o) porque es perjudicial para la espiritualización del ser. Lo que era benéfico en el niño se convier-te en perjudicial en el adulto. El mal es relativo y la responsabilidad es proporcional al grado de adelan-to.”(12). Nuevamente el conocimiento del límite del abuso se va acercando a nuestra conciencia, al igual que nos enseña ELDLE en los apartados anteriores.
Continua, La Génesis, explicando: “Hay en el hom-bre un período de transición en el cual muy poco lo distingue del animal. En las primeras edades el ins-tinto animal domina y la lucha tiene aún por fina-lidad la satisfacción de las necesidades materiales. Más tarde, el instinto animal y el sentimiento mo-ral se equilibran. El hombre todavía lucha, más ya no para alimentarse, sino para satisfacer su ambi-ción, su orgullo y su necesidad de dominio, que lo impulsan todavía a destruir. Sin embargo, a medida que el sentido moral va aumentando, la sensibili-dad crece y la necesidad de destrucción disminuye, llegando esta a desaparecer y mostrarse detesta-ble: en esa hora el hombre comienza a sufrir horror ante la visión de la sangre.”(13). Ese momento mar-ca el inicio de una nueva etapa donde las necesi-dades morales se imponen sobre las materiales, desapareciendo la necesidad de destrucción y des-pertando la conciencia a la necesidad de una rea-lidad libre de sufrimiento y sintiéndose en unión para todas las criaturas, en base a “la gran Ley de Unidad que constituye la armonía de la Creación”.
Por tanto, la bondad de Dios es para todas sus criaturas puesto que: “...no hay creaciones múlti-ples ni categorías diferentes entre los seres inte-ligentes, sino que toda creación surge de la Ley de Unidad que gobierna al Universo y que todos los seres gravitan hacia una meta común: la perfec-ción, sin que unos sean favorecidos a expensas de los demás, pues todos son hijos de sus obras.”(14).
Por ello, todo cobra sentido sobre la justicia y la bondad del Creador hacia sus criaturas: “Este siste-ma, basado en la gran Ley de Unidad que rige en la Creación, se ajusta a la justicia y bondad del Crea-dor; otorga una salida, una meta, un destino a los animales, quienes dejan de ser seres desheredados para encontrar, en el porvenir que les está reser-vado, una compensación a sus sufrimientos.” (15).
Mediumnidad, pases y vegetarianismo
La abstención de comer carne es recomendada para la práctica mediúmnica o de pases, tanto en el libro "Desobsesión" de Chico Xavier, capítulo 2, como en el libro "Pases e irradiciones" de Edgar Armond, ex-plicando en este libro además que "...para alimentar nuestro cuerpo no hay necesidad de sacrificar vidas de animales útiles y pacíficos, donde Espíritus aún em-brionarios, realizan su evolución, cuando podemos hacerlo con muchos otros alimentos más simples"(16).
Libros de Chico Xavier y vegetarianismo
Hermano X nos habla sobre la obsesión y el consumo de carne en su libro “Cuentos y Apólogos”: "Quien devora a los animales, incorporándose las propie-dades a su patrimonio orgánico, debe ser apetitosa presa de los seres que se animalizan. Los semejan-tes procuran a los semejantes. Esta es la ley" (17).
Emmanuel en el libro “El consolador que prometió Jesús” hace mención al problema de la alimenta-ción: “La ingestión de vísceras de animales cons-tituye un error de muy graves consecuencias, del cual han derivado numerosos vicios de la nutrición humana... ...si el estado de materialidad del ser hu-mano exige la cooperación de determinadas vitami-nas, esos valores nutricionales pueden hallarse en productos de origen vegetal, sin que sean necesa-rios, en absoluto, los mataderos y frigoríficos.” (18).
André Luiz, en el Libro “Misioneros de la Luz” tam-bién nos recuerda lo siguiente: “Si no protegemos, ni educamos a aquellos que el Padre nos confió como gérmenes frágiles de racionalidad... ¿cómo demandar el amparo de superiores benevolen-tes y sabios...?” “La misión del superior es la de amparar al inferior y educarlo.” “...sin amor para nuestros inferiores, no podemos tener la protec-ción de nuestros superiores; sin respeto hacia los demás, no podemos lograr el respeto ajeno.”(19).
En el libro “Mensajeros espirituales", también An-dré Luiz, nos narra como Aniceto clama piedad por nuestros hermanos inferiores en este discurso emo-tivo y extraordinario: “...el Señor tiene esperanza en la liberación de los seres esclavizados en la Tierra... [Los hombres] absolutamente sumergidos en los vi-cios de los sentimientos y en los excesos de la ali-mentación, despreocupados de la inmensa deuda contraída con la Naturaleza, amorosa y generosa. Ellos oprimen a las criaturas inferiores, hieren las fuerzas benefactoras de la vida, son ingratos con las fuentes del bien... desarrollan el comercio de la ga-nancia indebida, recogiendo las complicaciones in-ternacionales que dan curso a la miseria; dominan a los más débiles ¡y los explotan, despertando más tarde, entre los monstruos del odio! ... ¡Escuchemos los gemidos de la Creación, pidiendo la luz del racio-cinio humano! ...El Señor reserva créditos sublimes de valores evolutivos a los seres sacrificados. ¡No olvidará Él, al árbol útil, al animal exterminado, al ser humilde que se consumió para beneficio de otro ser! ...Siempre, cuando regresamos a la superficie terrestre, envolviéndonos en fluidos del círculo car-nal, llevamos muy lejos la adquisición del nitrógeno (proteínas). Convertimos en tragedia mundial lo que podría constituir una búsqueda serena y edificante. Como sabemos, ningún organismo podrá vivir en la Tierra sin esa sustancia. Solamente las plantas, infa-tigables operarias del orbe, consiguen retirarlo del suelo fijándolo para mantener la vida en otros se-res. ...Cada fruto de la tierra es una bolsa de azúcar y albúmina (proteína), repleta del nitrógeno indispen-sable para el equilibrio orgánico de los seres vivos.
¡Y el hombre, mis amigos, transforma la bús-queda del nitrógeno en un movimiento de pa-siones desvariadas, hiriendo y siendo herido, ofendiendo y siendo ofendido, esclavizando y tor-nándose cautivo, segregándose en densas tinieblas!
Ayudémoslo a comprender, para que se organice en unanuevaera.¡Auxiliémosleaamaralatierra,antesde explotarla en el sentido inferior, valiéndose de la coo-peración de los animales, sin promover el exterminio!
¡Enseñemos a nuestros hermanos que la vida no es un robo incesante, donde la planta lacera al suelo, el animal extermina la planta y el hom-bre asesina al animal... sino un movimiento de in-tercambio divino, de cooperación generosa, que nunca perturbaremos sin grave daño a nuestra propia condición de criaturas responsables y evolu-tivas! ¡No condenemos! ¡Auxiliemos siempre! "(20).
Conclusión
Pocos temas se han tratado tan complementaria-mente, en tres de los cinco libros de la Codificación Espírita, desde el punto de vista del cumplimiento de la ley natural en “El Libro de los Espíritus”, del cumplimiento del deber moral en el “Evangelio se-gún el Espiritismo” y desde el punto de vista de la evolución de las necesidades del espíritu en “La Génesis”. Todas estas referencias, repartidas es-tratégicamente, no causaron escándalo en sus orígenes, quedando actualmente desapercibidas incluso en nuestro tiempo, permaneciendo para siempre a nuestra disposición para análisis pre-sentes y futuros, cuando las nuevas necesidades morales buscasen sustentarse en ella. Todas estas referencias unidas forman un bloque doctrinario con entidad propia que, poco a poco, adquirirá ma-yor relevancia en nuestras conciencias conforme vayamos despertando a estas nuevas necesidades morales; necesidades morales que ya asoman y se hacen notar cada vez más en nuestra sociedad.
BIBLIOGRAFÍA Y NOTAS DE PÁGINA
1.“El Libro de los Espíritus”, preg. 71, Allan Kardec.
2.“El libro de los Espíritus”, preg. 665, Allan Kardec.
3.“El libro de los Espíritus” preg. 888, Allan Kardec.
4."El Libro de los Espíritus" preg. 723, Allan Kardec.
5."El Libro de los Espíritus" preg. 734, Allan Kardec.
6."El Libro de los Espíritus" preg. 633, Allan Kardec.
7."El Libro de los Espíritus" preg. 705), Allan Kardec.
8.“El Evangelio según el Espiritismo”, Cap. III ítem 19, Allan Kardec.
9."El Evangelio según el Espiritismo", Cap. III ítem 8, Allan Kardec.
10."El Evangelio según el Espiritismo" Cap. XVII ítem 7 "El deber", Allan Kardec.
11."La Génesis" cap. VII ítem 32, Allan Kardec.
12. "La Génesis" Cap. III, ítem 10 de “La Génesis”, Allan Kardec.
13. "La Génesis" Cap. III, Ítem 24 de “La Génesis”, Allan Kardec.
14."La Génesis" Cap. I, ítem 30 de “La Génesis”, Allan Kardec.
15."La Génesis" Cap. XI, ítem 23 de “La Génesis”, Allan Kardec.
16."Pases e irradiciones", Edgar Armond
17.“Cuentos y apólogos”, Chico Xavier
18.“El consolador que prometió Jesús”, Chico Xavier
19.“Misioneros de la Luz”, Chico Xavier
20."Mensajeros espirituales", cap. 42, Chico Xavier.