Acoger a los recién llegados e invitarles a que se unan al estudio y debate sobre la doctrina espírita, usando el tamiz de la razón y el buen sentido, porque en el espiritismo no hablamos de una fe ciega, sino de una fe razonada. También se desarrollan proyectos de auxilio ante problemas morales, respetando la intimidad de las personas, y de ayuda social. Así mismo, un Centro espírita puede contar con reuniones mediúmnicas dónde se recibe el apoyo y la palabra amiga de los buenos espíritus, pero que, por lo general, tienen como finalidad el servir de auxilio a muchos espíritus necesitados de orientación espiritual, debido al proceso de turbación mental que acompaña a la desencarnación.