Se puede ser espírita sin ser médium, y médium sin ser espírita, al mismo tiempo que se puede ser médium y espírita a la vez. Ser espírita es comprender la revelación espírita pero sobre todo es sentirla y esforzarse en ser mejor persona cada día, manteniendo la máxima de caridad para con todos. Un médium, en el sentido ostensible, es aquel que es portador de la facultad de ser intermediario entre el mundo espiritual y el material, ve, siente, o manifiesta de alguna forma la realidad de los espíritus, difícil de percibir por otros sentidos que no sea el sexto sentido que hay en todas las personas. Indudablemente se puede ser portador de la facultad mediúmnica sin ser espírita porque el espiritismo no crea a los médiums, pero sí orienta y ofrece los medios para evitar caer en muchos errores, para dar un fin noble a esta facultad, teniendo la posibilidad de la comunicación con los buenos espíritus.